fue una escena impactante.
nuestra amiga era vecina de javier marías.
paseábamos por la calle y nos señaló el balcón. con admiración y respeto. lo quería.
había una manifestación de esas que sólo hay en Madrid
de bomberos vascos y navarros sindicalistas o así,
no sé qué protestaban pero sí a qué volumen lo hacían
un ruido de estos que no puedes ni pensar.
parecían contentos además. los manifestantes.
el sol picaba. hacía calor. creo.
en aquel momento, aquel hombre se asomó.
vio el conflicto vasco y cerró el balcón.
con autoridad
sí, con autoridad
yo le estaba y le estoy agradecido.
con su trilogía aquella que era un quinteto en realidad
(yo lo he hecho quinteto, los demás que hagan lo que quieran)
con ese Quinteto, decía, me transportó a un mundo de misterio, de nostalgias,
de bruma, onírico todo, de espías y de reservas, de lo que no se dice,
que me sacó de una de esas etapas mías hiper-realistas,
de cuando me da por ser un señor mayor o un padre o qué sé yo
fue nuestra última imagen
cerrar
con autoridad
lo bueno, adentro
lo bueno, adentro.
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