27 agosto 2010

depredadores hambrientos.


I. me dice la cuñadita y veo que tiene razón que la mayor parte de los hombres ( y en especial los niños-varones) no saben aclararse el champú del pelo. se les queda hecho una plasta. últimamente me doy más cuenta de que el paso del tiempo como garantía para la mejora es una ilusión. es muy probable que nunca lleguen a aclarárselo bien. la plasta será eterna entonces. joder, qué pensamiento más inquietante.

II. ayer vi un documental de esos de national geographic. a uno, en la selva o por ahí (wifiless fijo) se le ocurre dormir a la intemperie. solo tapado por una mosquitera. el narrador dice: una mosquitera no puede detener a un depredador hambriento. una hiena que le roe el frontal, vamos. se le zampó las dos orejas.

III. esto trato yo de decir en el combate contra la conducta violenta, contra la maldad, que las fuerzas han de ser proporcionales, equivalentes y me corren a hostias los april fools.

IV. tras consultarlo con los colegas, este año voy a encordar la raqueta a 23 kilos. ojalá sea un año distinto.

3 comentarios:

  1. Ví ese documental, y mientras pensaba que las cosas no ocurrieron como lo cuenta. La hiena no lo encontró a él, fue al revés y entonces puso la cabeza. Aprendí que las hienas buscan tu cabeza, de donde te cogen y te arrastran. Tienen tanta fuerza en las mandíbilas que aplastarte el cráneo es cuestión de segundos. Ese aventurero experto buscaba ser devorado. No subestimrmos la verdadera intención que nos mueve a hacer algo. A estas alturas quizás se lo haya comido un caimán, o un león..., pero no morirá de amor.

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  2. bajo a 21 kilos de encordado. con dos cojones.

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  3. Papuchi30.8.10

    Aquí, por la trapería es más facil encontrarte siete rumanos `pidiendote que una pareja de hienas. Pensemos primero qué hacer con los rumanos....no sé qué es lo más adecuado.

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