I. se levantó tranquilo. supo que debía haber tenido algún buen sueño o más probablemente ningún sueño. lo sabía porque el estado del día dependía cien por cien de los sueños de la noche. los sueños determinan las mañanas. no recordaba haberse levantado tranquilo. tampoco recordaba el contenido del sueño. sólo que había amanecido tranquilo. nada más.
II. se tomaba en serio, ahora, el axioma de marcel duchamp. "es injusto cargar a la vida con demasiadas cosas". si se cargan los cafés se carga la vida. pensó.
III. decía que todo el mundo que juega al tenis sabe que hay una velocidad de golpeo de bola a la que no tiene control. que hay una velocidad a la que tienes control y una velocidad a la que ya no tienes tanto control. el gato (sucio) miroslav mecir tenía control. el irlandés suicida john mcenroe tenía control. las bolas iban dentro.
IV. a determinadas velocidades no se puede cuidar bien de nadie ni de uno. esto en los coches parecía claro. pues en la vida es lo mismo, me dijo. así que en el tenis, en los coches y en la vida. son velocidades incompatibles con la buena vida. en el coche siniestrado de la velocidad va, oculta, escondida, la agresión.
V. en aquel remoto día, claro que eran "clases de vida". ¿qué, si no?
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