I. era todo un poco raro y lo sabía. sabía que era raro, pero era bershka o el desierto. todas las ciudades eran ya la misma. bershka, sephora, zara o zara, bershka, sephora. esas variaciones. las combinaciones posibles. por eso elegía desierto. se había perdido dentro de sí mismo en algún lugar y buscaba la última copia de seguridad. el time machine de su ilusión. el archivo del back up decía: “ambición quote paisajes de extrañeza". decía: “desierto".
II. pensaba, con @pepemomia, en una sala en el moma, un monitor (nunca ha sabido la diferencia entre monitor y televisión, no lo ha sabido porque le da igual, a veces le da miedo que tantas cosas le den igual, pero sólo a veces). en el monitor negro apoyado sobre el suelo (nada entre el monitor y el suelo, eso sí es importante), en la sala oscura y fría de ese museo de antes del desierto, en ese monitor feo, negro, culón, emiten "hijos no metiendo los platos y vasos del desayuno en el lavavajillas" durante 24 horas, a cámara lenta). el guardia de seguridad que custodia el monitor, ese es el mismo. ligero sobrepeso, camisa azul que pica. el guardia, el mismo. vivien leigh no. vivien no está. hemos quedado que están los niños no-metiendo-los-platos-en-el-lavavajillas-ni-a-tiros. un homenaje a la resistencia. lecturas postmodernas.
III. a veces no se acostumbra del todo a no vivir en LA. a veces. sólo a veces. piensa en ese plano. el militar del pentágono mira cámara, a plano fijo, dice: "todo gobierno es una empresa criminal". alrededor ese desierto. un desierto serio, una cosa bien, libre de bershkas y huskis siberianos de diseño. un señor desierto de los de antes.
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