el teniente castillo. las relaciones humanas

I. yo sólo estaba en la cafetería con los cascos puestos viendo un vídeo. escuchando ese hungry heart más jersey girl de calamaro. me miran los compañeros como tratando de causar un efecto, un no sé, un algo. un algo que no se puede producir. va a ser que la esencia o gran parte de la conducta humana pareciera que alguien hace o dice algo para crear una reacción en el otro. eso en twitter pasa mucho, claro. para que eso suceda, las leyes de la física obligan a que haya combustión. es decir, el de los cascos, que sucede que soy yo, a la mirada-buscadora-de-un efecto, le tendría que nacer o subir un calor adentro. ese calor activaría una respuesta, una reacción. la respuesta buscada por los de la mirada, de hecho. si conoces la secuencia y estás refrigerado, es menos probable que la secuencia se consume.

II. echo de menos al teniente castillo de corrupción en miami. para los más jóvenes de la red, el teniente castillo es el jefe. es un ser lacónico, atormentado pero en silencio (que es en todo caso como hay que estar atormentado), con la cara cortada, enjuto. los dos polis, el blanco y el negro, don johnson y el otro (joder no me acuerdo), le van siempre, pero siempre es siempre, con un marrón al teniente castillo. van al despacho y le llevan el marrón. el teniente castillo, que está hasta los huevos (pero hasta los huevos hieráticos) de estos dos, de los marrones y de su puta vida, los escucha, qué remedio, hace una pausa (una pausa larga) y siempre, pero siempre es siempre, les dice, sin mirarlos: "adelante con la operación". la frase está dicha sin emoción reconocible. la frase es lacónica. la frase y el teniente castillo son uno. como federer y su juego. uno.

III. la emoción de la jersey girl de calamaro no se la pidas a la jersey girl de springsteen ni a la de tom waits. se ve que le toca. pudiera ser que nos toque. que sea de esas cosas que sí nos toca y que nos parece hasta bien que nos toque.

IV. se acabó la tontería.