I. me llaman de la radio. no para lo de siempre. los serial killers andan inactivos estos días. quién sabe por qué. gente de rachas, los serial killers. era justo el momento para hablar de las (otras) aficiones de los serial killers, qué hacen cuando no matan. pero esto no es patti winters por la mañana. el tema será suicidio y desahucios.
II. había anotado, para mis adentros tres claves:
1) la desesperanza. cuando uno está mal pero piensa que tal vez podría llegar a estar mejor más adelante, ahí hay esperanza. no pedimos mucho, en general, no. algo. con una rendija minúscula de luz nos conformamos. desesperanza es estar mal y saber con la certeza de las cosas ciertas que sólo vas a estar peor. la desesperanza total, el cuarto oscuro de la esperanza, conduce al suicidio. no queda nada distinto de sufrir.
2) la casa como la base. la casa es el refugio. afuera puede estar hostil si adentro hay casa. hay algo de madre en la palabra casa. piensas en búnkers, refugios, cárceles, hospitales, campos de concentración, casas de acogida, orfanatos. la ausencia de una casa es un golpe certero en la línea de flotación. es un hostiazo que cruje la base.
3) no hay marco de referencia futuro. no hay coordenadas previsibles, siquiera aproximadas. se han llevado todos los faros y los han sustituido por nada. no hay ni calas. la nave no sabe adonde va en una deriva sin fin. endless deriva.
4) los suicidios habían venido siendo, tradicionalmente, de dentro afuera. éstos, parecen de fuera adentro. tienen, además, no una cualidad, un aroma melancólico, sino un aroma rabioso, de venganza. perciben un desafecto, una no mirada, como la de wasps neoyorquinos a chicanos en la calle.
III. como el reloj que más se avanza, oportuno, leo justo después de mis claves, por accidente, un relato de don delillo contenido en "el ángel esmeralda". se llama "la hoz y el martillo". unos reos asisten desde la pantalla plana de plasma de la televisión colectiva de la sala de su cárcel a la debacle financiera en dubai. ellos están dentro y afuera todo se está desplomando muy rápido. las hijas del reo, de 9 y 11 años lo cuentan en una sección de noticias bursátiles dentro de un programa para niños. se alternan las niñas. son dos presentadoras. habla una, habla la otra. la burbuja de dubai lo arrastra todo. nunca, nunca, había leído un relato que me hubiera gustado tanto. no había caído en la conexión entre la pintura de edward hopper y la escritura de don delillo. creo.
IV. me cuenta r que hervé es flemático, hierático, frío en extremo. en esta casa compartida, el único dato de observación que ha podido recoger es que los días de partido, los días que juega su equipo, jamás usa calzoncillo blanco. es un dato de colada. hervé mantiene una distancia emocional tal que no es concebible que contestase a una pregunta así. no es concebible, de hecho, que conteste a ninguna pregunta. puede que un día te mire, te enfoque. puede. el dato del calzoncillo y su equipo, esa superstición, hace pensar que puede haber algo cálido aunque tapado dentro de hervé. una parte de él vinculada emocionalmente a algo, a alguien, pero no es más que una hipótesis porque no ha habido dato posterior alguno que lo confirme. r me dice que seguirá atento, observando.
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