07 octubre 2012

rondando el oceanicazo (III)

I. ya en el avión, no se me ocurre nada y pienso cerrar estos posts. pero me pongo a leer en el kindle y para mí todo es leer y dejar de leer y ponerme a escribir. no consigo concentrarme en mi habitual estado oceánico de avión loco pero de pronto caigo en la cuenta de que, esto debe ser como una pesada broma del destino, una pesadísima, porque no a mi lado, pero una fila más adelante, hay un vulgarísimo especímen de john locke ingles, con sarro en el fondo de los ojos, con una mirada azul sucia.

II. el falso y vulgarísimo john locke, que no me sirve de nada, y que no estaba la semana pasada cuando tanto lo necesitaba para sacar punta a mi lápiz prestado para la eternidad en la isla, querrá que le saque punta ahora a mi kindle keyboard, que lo destroce. por supuesto estará lleno de cuchillos.

III. john locke está estrellando pinguinos contra la pared de un horrendo android inglés. estos ingleses de avión son una gente que se bebe unos copazos, se tatúa el dorso de las manos, el dorso y juega. juega a las cartas o bien como john locke estrellando pinguinos contra las paredes de un android muy feo. toleran, toleran muy bien, todo hay que decirlo, sin embargo, que yo lea. encuentro a los pinguinos con un color un tanto desmejorado, un verde como de puré de colegio en la cara,  pero como culpar a los pobres pinguinos conscientes de su destino de estrellarse contra las paredes del horrendo android.

IV. luego está lo unsaid. la caja negra de lo unsaid.

3 comentarios:

  1. lo unsaid y la norma (del post anterior) es brutal. no debiste escribirla, jajaja. too generous.

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  2. gracias, z. nadie lee esto, así que da igual. puedo ser perfectamente yo en los april fools, dado que mis horrendos espías carecen de la constancia necesaria para seguir mi publicar compulsivo. la caja negra de lo unsaid. en eso estoy muy de acuerdo. qué gran sensación de libertad poder escribir sabiendo que te leen los que quieres que te lean y que son amigos y no recepcionistas autistas. abrazos.

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  3. también quisiera decir que cada vez me interesan menos los destinos y más los aviones. en los destinos, la tarea se ha vuelto dar esquinazo a lo globalizado, a lo inautentico, a la misma calle en distinta ciudad, como en los restaurantes esquivar el sabor dulce en las cosas saladas y la cosa marrón, pero en los aviones hay gente y eso siempre siempre es interesante. son como una catapulta o un conmutador hacia las realidades alternas bellas y azules.

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