I. y otra vez es navidad. todo parece más o menos lo de siempre. nunca pasa suficiente tiempo entre navidad y navidad. ese tiempo ha enloquecido. se ha acelerado y parece como si cada pocos días fuera otra vez navidad. todo parece más o menos normal pero si te fijas un poco más hay un cierto aroma decrépito en la ciudad, como esos restaurantes que en su día fueron lo más y ahora hay algo raído y amables camareros centenarios que parecen no haber salido apenas de la sala y que se han olvidado de morir. se les anunció la hora pero se enredaron con alguna comanda y ahora, aunque quieran, ya no mueren. ya no morirán y transcurren en paralelo con las alfombras rojas, raídas. sus vidas unidas, sincronizadas, hechas una. es otra vez navidad.
II. todo el mundo hace denodados esfuerzos ("esfuerzos navideños") por sostener el ánimo, el ánimo de la ciudad, pero ves que no pueden. que la fuerza de lo raído es mayor. que esa fuerza que tracciona hacia abajo se impone. implacable.
III. como esa gente que sabe que va a ponerse triste, que se está poniendo triste y se acelera, se mueve mucho, a la desesperada, se llena de planes, de actividades, febril, tareas enfebrecidas para no caer en la tristeza. pero cuando uno cree que se está poniendo triste, cuando algo sabio dentro de uno que no es del todo uno le avisa a uno de que se está poniendo triste, entonces es que hace ya mucho que uno se puso triste. es, ¿cómo se dice? tarde.
IV. la salvaje noche del sexo de los lobos, sin embargo, obstinada, resiste.
III. La madre que te parió
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